martes, 8 de abril de 2014

PLATOS TÍPICOS DE SEMANA SANTA

Platos típicos de Semana Santa

La Gastronomía de la Semana Santa corresponde a todas aquellas costumbres culinarias y todos aquellos alimentos permitidos durante el periodo sagrado del cristianismo y suele que transcurrir desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, desde el punto de vista litúrgico.

La gastronomía en España durante la Semana Santa tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, en el norte de la península es típico servir las sopas de ajo.

Por su parte, el potaje de vigilia es una variedad de potaje realizado con bacalao en salazón. El bacalao es el pescado protagonista en Semana Santa.

Lo podemos encontrar en forma de buñuelos, croquetas o tortillitas.

Si hablamos de dulces tenemos que hablar de las torrijas, cuyas recetas difieren dependiendo de la zona. 

También tienen su lugar los Pestiños. Además, no nos podemos olvidar, en Cataluña son muy famosas las Monas de Pascua. En Valencia se comen las longanizas de pascua y las monas. Más al sur nos encontramos los Hornazos.


El potaje de vigilia (potaja de garbanzos)
Tradicionalmente es un potaje que se ha servido los viernes de cuaresma como consecuencia de la prohibición religiosa de comer carne en este período. El preparado contiene como aporte proteínico bacalao en salazón. Considerado como uno de los platos más encontrados en Semana Santa, lo podemos encontrar también con el nombre de Potaje de Bacalao con Garbanzos y Espinacas.


El protagonista de este potaje es el bacalao que proviene de un salazón y por esto debe prepararse en remojo un día antes. El potaje suele estar elaborado con garbanzos, también con judía blanca y todo ello cocido con unos manojos de espinacas y cebolla, ajos, aceite, pimentón.

Hay que poner los garbanzos en agua caliente hasta que lleguen a su media cocción, tras esto se añade el bacalao, la espinaca y se espera a que esté preparado. Se añade también un sofrito y alguna hoja de laurel. Se deja reposar una media hora y se sirve caliente. El truco de la preparación está sólo en saber el momento en el que se vierte el pescado y la espinaca sobre los garbanzos hirviendo.
La Mona de Pascua

Es un alimento típico valenciano y catalán que consiste en una torta de la Pascua cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado.

El nombre proviene de la munna término árabe que significa "provisión de la boca", regalo que los moriscos hacían a sus señores. El pueblo que más fama tiene en la fabricación de este producto alimenticio es el de Alberique.

Aunque se consume durante todo el año, en la mayor parte de la Comunidad Valenciana su consumo está restringido a la Pascua. Sus ingredientes son harina, azúcar, huevos y sal. Es una masa que conlleva mucho trabajo en su amasado, y requiere una hora de reposo previa a su cocción. Existen diversas variedades, pero la que se más se es la que se conoce como panquemado.

La que se consume durante las fiestas de Pascua es un bollo elaborado con la misma masa que el panquemado que lleva uno o varios huevos (dependiendo del tamaño) con la cáscara pintada. Estos huevos son introducidos como elemento decorativo aunque también ayudan a dar forma al dulce. Las formas son muy diversas aunque suelen ser la de algún animal como una serpiente, lagartija o mono. Finalmente, está recubierta por anisetes de colores.

Llena de tradiciones, la mona se suele consumir durante la merienda de los días de pascua acompañada de la longaniza de Pascua, siendo costumbre cascar el huevo en la frente de otra persona. También es posible acompañarla de chocolate si la mona ha sido espolvoreada de azúcar y carece del huevo cocido.

Otra costumbre es que el padrino regale la mona a su ahijado el Domingo de Pascua. El Lunes de Pascua es tradición que se reúnan dos o tres familias o un grupo de amigos y que vayan a comer la mona juntos.

En Cataluña, sin embargo, la mona presenta una evolución que la hace totalmente diferente. Su apariencia es más cercana a la de una tarta. Empezó sustituyéndose el huevo de gallina por uno de chocolate que acabó siendo la base de la mona haciendo los pasteleros auténticas filigranas arquitectónicas con el chocolate.


1. La Torrija


Deseada por todos, quién se puede resistir en Semana Santa a este dulce tradicional de cuaresma que consiste en una rebanada de pan (habitualmente duro, de varios días) empapada en leche y, tras se rebozada en huevo, frita en una sartén con aceite. Luego, según gustos y recetas, se aromatiza con ingredientes como canela o algún licor, y se endulza con miel o azúcar.

De origen humilde, buscaba antaño saturar pronto para evitar caer en la tentación de probar algún plato de carne, como se sabe, alimento al que hay que guardar abstinencia durante la cuaresma.

Una teoría acerca de su origen es que nacieron a finales del siglo XV en los conventos de Andalucía para aprovechar el pan que sobraba. Su gusto y su fácil elaboración hizo que se extendiera rápidamente.

Las rebanadas de pan deben ser cortadas de un grosor no superior a 2 cm, se vierten sobre leche caliente que posee azúcar y canela hasta que se remojan suficientemente, posteriormente se rebozan en huevo batido y se vierten en aceite sobre una sartén muy caliente hasta que se dora el pan por ambos lados. Posteriormente es remojada en vino blanco o dulce, a veces se le añade algún licor como anís y se empapa en un almíbar elaborado con agua y miel.
Una curiosidad es el truco inexplicable de añadir un clavo metálico ya que detiene la generación de espuma debido a la fritura del huevo y de la leche.

En la actualidad se elaboran variedades vegetarianas que sustituyen la leche de vaca por leche de soja y los huevos por harinas de garbanzo, soja u otras leguminosas.

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